Piezas de diversos y encendidos colores, de formas geométricas con la cualidad de ensamblarce entre sí. Para muchos la aficción no ha quedado en la infancia, sino que los ha acompañado a lo largo de su vida, siendo el medio de expresión más lúdico que pueden encontrar.

Según comentan en casa, desde niña ya evidenciaba muestras de una enfermiza ansiedad por destruir las cosas, patología que con el pasar del tiempo ha empeorado; por tal motivo no conservo muchos objetos de mi niñez salvo mis barbies de colección, que aún permanecen en sus respectivas cajas. Pero recuerdo que me compraron en varias ocasiones legos, como también que perdía una a una las piezas.

Actualmente convivo mis seis sobrinitos, los cuales generosamente me prestan su divertido juguete, es sumamente relajante.

Hay quienes se han tomado el jueguito muy en serio, y han hecho de el su pasatiempo ideal convirtiéndose en una gran pasión y motivo de interesantes competencias, retando su habilidad y creatividad. Aquí algunas creaciones muy interesante y divertidas.